Hermanados en 18N
Qué bonito queda estar
adherido a la Carta de los Derechos Humanos. Cuanto prestigio a los estados que
tienen ahí pomposamente puesto su nombre ratificándolos. ¡Cómo mola!
España tiene este texto
en la Constitución:
Las normas relativas a los derechos fundamentales
y a las libertades que la Constitución reconoce se interpretarán de conformidad
con la Declaración Universal de Derechos Humanos y los tratados y acuerdos
internacionales sobre las materias ratificados por España
Artículo 10, apartado 2, de la Constitución
Española (1978)
Y Catalunya éste texto en
el Estatuto de Autonomía:
- Els
poders públics de Catalunya han de promoure el ple exercici de les
llibertats i els drets que reconeixen aquest Estatut, la Constitució, la
Unió Europea, la Declaració universal de drets humans, el Conveni europeu
per a la protecció dels drets humans i els altres tractats i convenis
internacionals subscrits per Espanya que reconeixen i garanteixen els
drets i les llibertats fonamentals.
- Els
poders públics de Catalunya han de promoure les condicions perquè la
llibertat i la igualtat dels individus i dels grups siguin reals i
efectives; han de facilitar la participació de totes les persones en la
vida política, econòmica, cultural i social, i han de reconèixer el dret
dels pobles a conservar i desenvolupar llur identitat.
- Els
poders públics de Catalunya han de promoure els valors de la llibertat, la
democràcia, la igualtat, el pluralisme, la pau, la justícia, la
solidaritat, la cohesió social, l'equitat de gènere i el desenvolupament
sostenible.
Cuando la madrugada del
30 de Noviembre los Mossos entraron en el Habitatge 18N de la calle
Hostafrancs, 3 de Barcelona sin mediar aviso, se saltaron todos estos textos a
la torera. Actuaron con nocturnidad, con premeditación y a traición.
Se ha hablado mucho de
que no había familias en el edificio y sí las hubo hasta pasada la media noche
en que se creyó conveniente que los niños no vivieran una situación semejante.
Soy madre, he vivido
situaciones difíciles con mis hijos, como todas las familias, pero nunca me
había imaginado como era “no tener nada que perder”. Esa era la respuesta que
me daba una de las madres que estaba en el edificio. “No tengo nada que
perder” que vengan. A mí se me llenaban los ojos de lágrimas y no se me ocurría
otra cosa que abrazarla.
Aunque se ha dicho que en
los desalojos no habrá actuaciones contra las familias que tengan hijos
pequeños, ¿vamos a dejar que ellos vivan tan desagradable situación? Gritos,
sirenas, golpes brutales para abrir las
puertas que hacían retumbar todo el edificio. ¿Eso es lo que pretenden que vivan
esos chiquillos?
Dice el jefe de los
mossos del barrio de Sants que había estado vigilando el edificio desde el
mismo día en que se recuperó. Le aconsejo que ponga mejores vigilantes y se
enterará mejor de lo que allí ocurría. Qué vergüenza tener que justificar una
actuación como la que hizo con mentiras.
A la jueza que ha llevado
el caso de este edificio también hay que felicitarla. Cuando nos presentamos en
su juzgado (el 23 de Barcelona) el martes 29/11, con la excusa de que estaba de
guardia, no quiso recibirnos ni aceptar un escrito que querían presentar dos de
las madres que vivían en el edificio, para darle a conocer que sí que vivían
allí con sus hijos. Lo dilató hasta el día siguiente, claro vendrían los mossos de madrugada. ¡Qué estómago tiene señora!
¡Por favor! Era poner un
sello en un papel. ¿Qué está pasando? ¿Cómo pueden estar los corazones de todas
estas personas tan endurecidos, tan insensibilizados, tan lejos de la cruda
realidad que vivimos muchos de los que estamos sin trabajo y sin casa?
Todos los que estábamos
allí esa noche íbamos a cara descubierta. Ellos llegaron con pasamontañas, solo
se les veía los ojos. No llevan identificación. Cuando nos pegan no sabemos quién
nos pega y puedo asegurar que hay alguno al que le gusta pegar, los hay que se
ensañan y de los que se ensañan los hay que si es contra mujeres tanto mejor.
Lo hemos visto todos y lo sabemos.
Había mossos mujeres que
nos cachearon como si fuéramos terroristas y hay que decirles que no señoras,
que somos personas, seres humanos intentando tener un techo donde vivir y que
los buscamos entre los que se dedican a especular y solo a esos. Que ese
edificio llevaba tres años cerrado sin ningún cartel para vender o alquilar.
Esperando tiempos mejores.
Algunos de los que
estuvimos viviendo en 18N no nos conocíamos anteriormente y se han extraído
valiosas lecciones de esa convivencia. Personas con muy diferentes
circunstancias unidas por una necesidad común, nos convertimos en solidarias y
creamos un hermanamiento que va más allá de cualquier relación familiar. Creamos
vínculos de corazón a corazón. Eso aunque el tiempo o la distancia llegaran a
separarnos físicamente, se han creado lazos hermanados para siempre.
Los que no viven una
experiencia de este tipo, que es lo que vivimos a todos los niveles
con el 15M, no pueden entender que hay algo más que cumplir órdenes o seguir
dictados judiciales injustos. Están encerrados en una burbuja viviendo una
realidad ficticia. Existe otra realidad, lamentablemente cada vez la de más
personas, que pasa por necesidades básicas como techo y comida. Estas personas
tenemos dos opciones, desesperarnos, alcoholizarnos y convertirnos en
desechos humanos, o luchar para mantener la dignidad que nos quieren arrebatar
y defender nuestros Derechos Humanos y hacer nosotros mismos el trabajo que les
corresponde hacer a los políticos.
Vivir como experiencia la
solidaridad, la empatía, el conectar con las necesidades del otro y comprender
que solo podemos seguir hacia adelante todas juntas es una de las maravillas de
la vida. Que pobreza no comprender esto, que pobreza a todos los niveles, tanto
moral, físico, espiritual y emocionalmente.
Todos los que están en
sitios de responsabilidad social, los políticos, deben hacer una seria
reflexión de que lo que acontece no es por capricho de cuatro vagos y
maleantes, es por el capricho de cuatro, si, pero de cuatro desalmados que
dominan los mercados financieros a los que no les importa lo que les pase al
resto.
No somos mercancía, somos
personas y tenemos todos los Derechos Humanos. Si ustedes los políticos no están
dispuestos a defenderlos, si ustedes los políticos no están dispuestos a hacer
alguna cosa más que decir que ratifican esos Derechos Humanos y luego
olvidarlos, si ustedes los políticos no hacen su trabajo, lo haremos nosotros.
Lo haremos bien porque lo haremos de corazón. Pero es a ustedes, a los políticos,
a quienes les corresponde hacerlo.
Namaste
.