Un Portal al Cielo


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22 abr 2011

REFLEXIONES DE LA FIRA DEL DIA DE LA TERRA

REFLEXIONES DE LA FIRA DEL DIA DE LA TERRA

El sábado me fui a dar una vuelta por la Fira del Dia de la Terra en el Parque de la Ciutadella en Barcelona. Intento ir cada año. Es un reencuentro con gente con la que he compartido mucho de cuando hacía ferias con los minerales y budas y además me permite ver el pulso de cómo se plantean las cosas hacía este futuro siempre incierto. Qué novedades hay, qué conferencias se dan, etc.

En la zona de artesanía encontré cosas imaginativas. Gente creativa que recicla discos de vinilo para hacer bolsos, que recorta esos discos con formas para hacer colgantes y pendientes, llaveros y adornos. También, en otra paradita, vi como aprovechaban cualquier cosa cuotidiana para hacer objetos de decoración humana. Me refiero a pendientes, pulseras, collares y esas cosas que nos ponemos las chicas para decorarnos y vernos mejor. Eran de cintas métricas, de las de hacer costura, o de fichas de Lego, lo encontré original y divertido. Luego un poco más abajo más de lo de siempre, con mejor o peor fortuna, y más o menos artesanal.

Me llamó especialmente la atención (a mí y a las personas con las que iba) una atracción de feria para niños en la que se subían a unos caballitos hechos con el reciclaje de ruedas de coche o motocicleta y que el señor que lo llevaba usaba su energía con una bicicleta para que diera vueltas. Genial, pensé. Los niños se pueden divertir sin gastar energía no renovable y el señor hacer ejercicio con la bici. Una idea estupenda.

En la parte de la comida pude ver tal diversidad de platos con aromas que gestionaban tan adecuadamente mis jugos gástricos, haciendo apetecible cualquier plato,  que casi me quedo para hacer fotos en lugar de ir a comer el bocadillo que me llevé de casa porque en estos momentos es lo que toca. Eso sí, compré una cervecita ecológica, fresquita, que no tiene nada que envidiar a las que comercializan las grandes marcas.

Comimos en la hierba, persiguiendo el sol. Estamos en aquella época que al sol te asas y que a la sombra coges frio. Nos pusimos bajo una palmera para tener un poco de todo, pero al sol le dio por no quedarse quieto, pesado él en su andar alrededor de la Tierra ;), y tuvimos que ir persiguiendo los agujeritos soleados que nos dejaban las palmas. Comiendo, hablando, riendo pasó el rato hasta que una joven mamá, impidiendo que su hijo se posara sobre la tan preciada hierba de la ciudad “por qué está llena de cacas de perro” le explicaba a su hijito, nos bajó al plano de realidad del que huyes al ir a una feria de esas características y todas intentamos recordar si al poner el pareo y el abrigo sobre el que nos habíamos sentado habíamos notado alguna cosa blandita. Decidimos que no y que si era que si ya estaba hecho y continuamos remoloneando encima de la hierba.

Pasamos a la zona de entidades y fue allí donde pude apreciar lo que me lleva a la reflexión. ¿Qué estamos haciendo? ¿Hacia dónde vamos? ¿Cómo nos planteamos el futuro? Ese futuro que todos queremos más solidario, más consciente, más amoroso, más compasivo (que para algo vamos a una feria de ese calibre a ver qué ofrece).

Allí, viendo los diferentes puestos llegué a la conclusión que no vamos a ninguna parte mientras cada año vayan surgiendo más divisiones, más separaciones, más divergencia.

No tomé exhaustiva nota pero debería haberlo hecho para poder nombrar todo lo que me pareció una división más que una suma. Como mínimo vi tres o cuatro nuevos sistemas energéticos de sanación. Ahora, además de los niños índigo y sus sucesores los niños cristal, tenemos los niños diamante y los esmeralda. El año que viene me invento los rubí, zafiro y aguamarina a ver quién me dice que no existen. O mejor, los niños fluorita así tenemos toda la gama de colores. O los niños orgonites, todos enfundados en ese plástico horrible.

Las técnicas de sanación son todo lo mismo, no hace falta ir inventándonos cada años media docena más porque haciendo la que conocemos nos viene poner la mano asá o así. Todas las técnicas de sanación deberían tratarse sobre la misma base. No tiene la menor importancia como ponemos las manos ni dónde. Toda la sanación viene del mismo lugar y es lo mismo. Si tú amas a la persona a la que vas a tratar el sistema será efectivo aunque no estés adscrito a ningún sistema. Toda dolencia, ya sea física, mental o emocional, proviene del mismo sitio, del aprendizaje que tenemos que hacer para llegar a donde todos queremos llegar. Toda sanación es el Amor con la que seamos capaces de hacerla.

La única manera que hemos desarrollado para aprender a despertar es enfermar (en sus múltiples versiones) pero todo esto tiene una única causa. La causa es que, en el fondo, todos tenemos la misma carencia. Cuando decidimos experimentar este tipo de vida lo hicimos porque provocamos la separación de Dios y eso provocó el vacio que nos llevo al miedo, nos escondimos y sintiéndonos culpables desarrollamos un camino de vuelta a casa a través del dolor y la enfermedad. Que nos apeguemos a todo ello solo depende de nosotros y mientras no nos damos cuenta vamos tropezando una y otra vez en lo mismo.

También he tenido la etapa cursillista con ansias de aprender cada día más y nuevas técnicas hasta que me he dado cuenta que la acumulación de conocimientos, técnicas y sistemas no me da lo que realmente quiero. Continuaba con el vacio. Todos  los sistemas y técnicas son buenos, no hay uno mejor que otro. Lo que importa es profundizar en el que te sientes a gusto y trabajarlo a tope. De hecho casi todos los sistemas te dicen lo mismo: busca en tu interior, tú eres tu propio salvador, fuera de ti no hay nada, trabaja en cambiar la forma de ver lo que te parece ver. Trabaja un sistema, el que sea, profundiza en él, el resumen es que ningún sistema te ayudará si no le prestas la adecuada atención. No hace falta que vayas buscando uno nuevo porque algún otro no te ha funcionado como tenias previsto. Busca en ese rinconcito interior hasta reconocer tu lado obscuro y luego aprende a perdonarte para perdonar a todos. Pasarás a amar a todos y ahí tienes la solución.

Vamos adquiriendo nuevos sistemas y técnicas porque siempre estamos esperando que alguno de ellos nos provoque el “clic” del interruptor, que creemos externo, que nos saque del embrollo, sea físico, emocional o mental. Cada paso en esa dirección nos puede acercar a lo que queremos pero la acumulación de cursos y talleres, a ver si este me da la solución definitiva, no es bueno. Cuando escojas un sistema que sea el que a ti te llegue al corazón trabájalo a fondo, no llegarás a ninguna parte acumulando y acumulando técnicas y sistemas por acumular y por ver si es el verdadero. Todos lo son y ninguno lo es.

La división y fragmentación solo hace que nos desengañemos porque lo que realmente estamos buscando no está en hacer mil cursos y talleres. Acabamos hartos y hastiados de tanta oferta. Observa qué resuena contigo, deja que tu corazón te lleve a ello y trabájalo hasta la saciedad. Tienes para el resto de tu vida. Lo bueno es que es un trabajo maravilloso que te hará recorrer el mejor camino para lograr encontrarte contigo mism@ y tu parte divina.

No somos humanos queriendo tener experiencias divinas, somos divinos que tuvimos un traspié y tenemos experiencias humanas para aprender a volver a la casa del Padre. Todo lo que necesitas está en tu interior. La manera de despertarlo no depende de la cantidad de cursos y talleres sino de que trabajes lo que has aprendido y lo pongas en práctica cada día.

Namaste
.

1 comentario:

  1. Totalmente de acuerdo. La verdad es que no tengo nada más que añadir :D porque lo dices muy claro.

    Un petó!!!!!!!!!!!!!!

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