Un Portal al Cielo


...en cada decisión que tomas estás eligiendo entre un resentimiento y un milagro... UCDM



20 dic 2010

CRÓNICA DE UNA ASCENSIÓN



A veces te encuentras cositas en la red que te dejan tocado. A mi me tocó este homenaje a todos los ancestros que han existido para poder llegar hasta aquí y plantearnos todo lo que nos planteamos para volver a casa. 

CRÓNICA DE UNA ASCENSIÓN
(Escrito y creado por Víctor Brossa para toda la humanidad)


La web de Victor Brosa en la red 


Introducción


Esto que aquí contaré es parte de nuestra historia, algo que jamás debemos olvidar. Es también un homenaje a todos aquellos héroes de entonces, esa humanidad que fue capaz de recuperar de nuevo la consciencia, reencontrándose con el poder de su propio corazón.


Hombres, mujeres y niños, cuyo despertar nos arrancó de la tercera dimensión abriéndonos las puertas a los mundos superiores donde ahora nos desarrollamos y evolucionamos libres, conscientes y en armonía con todo el universo.


Esta crónica nos recuerda nuestro triunfo sobre la limitación y la oscuridad de los mundos más densos. Un triunfo que es de toda la creación y que abanderó esa humanidad de almas que decidieron encarnar en ese preciso instante en nuestro planeta para ayudarlo en su ascensión.


A todos ellos, nuestros gloriosos antepasados humanos y a todas las energías y entidades que participaron o ayudaron a lograr la ascensión, nuestras bendiciones y eterno agradecimiento.


EL VIEJO MUNDO


Aunque os parezca increíble a los más jóvenes, hubo un tiempo no tan lejano en el que la humanidad estuvo aislada de toda conexión y sumida en una absoluta obscuridad, donde fuimos manipulados por el poder oscuro y esclavizados desde nuestro consentimiento inconsciente.


Tanto nuestros pensamientos como nuestros actos, colaboraron en la creación de un mundo alejado de las verdades universales donde no se respetaba al prójimo, a las demás especies ni a nuestra madre tierra. Un mundo donde se incentivaba la competencia, la injusticia, la ignorancia, el egoísmo, el odio o la guerra, y donde la negación de nuestro propio ser nos llevó a mirar a otro lado creyendo que nada podíamos hacer por cambiar el mundo exterior, sin saber que dentro de nosotros residía el verdadero poder creador y transformador.


Nos enseñaron a adorar a la materia por encima del espíritu, mientras permitíamos desde nuestra pasividad y falta de responsabilidad, que unos cuantos decidieran por nosotros absolutamente todo lo que debíamos hacer y creer. Unas élites que manejaban los intereses mundiales desde todas partes, infiltrando su poder allá donde fuera necesario, usando verdades esenciales, tecnológicas y espirituales, como perfecto envoltorio desde el que vendernos cada nueva y retorcida manipulación, que nos iba alejando de la voz de nuestro corazón.


Ocultaron nuestros orígenes, manipularon nuestra historia y nos privaron del auténtico conocimiento mientras nos convertían en autómatas repetidores y peones de su modelo social.


Nos hicieron creer que éramos seres limitados e imperfectos, separados del resto de la creación, y nos enseñaron a sentir la vida como una jungla donde lo primero era sobrevivir. Un campo de batalla en el que los demás eran el enemigo.


Diseñaron un sistema económico voraz, lleno de trampas al igual que sus leyes, desde el que sembraron la discordia y el caos para construir a su antojo su macabra visión del mundo. Crearon bandos, fuerzas, religiones, grupos de oposición y un primer y un tercer mundo, todo para mantenernos enfrentados y temerosos mientras ellos movían los hilos provocando cada crisis, terrorismo, plaga, desastre natural o nueva guerra. Tenían el poder para hacerlo. El tecnológico y sobre todo, el de nuestro consentimiento pasivo y silencioso. Porque no hacer nada era lo peor que la humanidad podía hacer. Resignarse y aceptar era una sumisión a la esclavitud que nos fue atrapando en una estrecha celda mental.


Construyeron para nosotros ídolos de barro que pudiéramos adorar e imitar, desear e identificar como algo que representara a los arquetipos de sus pobres valores, y crearon el ocio, para que en nuestro tiempo libre de esclavitud tuviéramos la mente distraída y preocupada en banalidades que centraran el enfoque de nuestras frustraciones.


Nos vendieron a sus señores a cambio de poder y tecnología, y pactaron con ellos nuestra degradación y destrucción mientras usaban esos conocimientos para mantenernos en la ignorancia y bajo control.
Conocían las profecías que anunciaban nuestro despertar y creían poder evitarlo. Por eso envenenaron nuestra comida, nuestra agua, nuestra mente, contaminaron nuestro aire y atacaron nuestro cuerpo energético y al del planeta. Querían destruir la noosfera, la consciencia que estaba emergiendo desde lo que une a toda la Tierra. Alimentaban nuestro miedo, ignorancia y confusión para que, como siempre, les cediéramos nuestra responsabilidad. Lo tenían todo planificado. Solo necesitaban nuestro consentimiento una vez más. Lo que no podían esperar era que, a pesar de sus despiadadas manipulaciones…algunos empezaran a despertar… y por cada uno que abría los ojos…lo hacían 100 personas más.


Mientras, la bolsa caía, los bancos se tambaleaban y se hablaba una vez más de crisis mundial. Una crisis diseñada y dirigida por las mismas familias que manejaban el mundo económico, planificando cada nuevo paso y dictándolo a sus títeres, que presidían muchos de los puestos de responsabilidad por todo el planeta en todos los campos.


En las reuniones secretas que mantenían estas élites, se decidía y planificaba fríamente el futuro de la humanidad, un futuro que pasaba por cumplir una agenda que preveía entre otras cosas, la reducción de la población mundial y la imposición de un Estado Planetario dictatorial donde los ciudadanos pasarían a ser esclavos, simples máquinas de producir. Un Nuevo Orden Mundial.


Detrás de todo esto, se escondía un sistema piramidal cuyas ramificaciones llegaban a todas partes. Un saber oscuro que desde Babilonia, trató de mantenernos ciegos y serviles a través de un encantamiento que impedía nuestra conexión con la verdad.


Pero esa agenda no iba a servir para nada. Era inútil lo que el poder oscuro intentara esta vez. La llegada de nuevas frecuencias desde el centro de la Galaxia proyectadas a través de nuestro sol, provocarían un giro absoluto de los acontecimientos. La humanidad empezaría a recordar desde adentro. La luz y el amor barrerían muy pronto las sombras aferradas a nuestro planeta Tierra.


La crisis económica era pues la punta del Iceberg, porque lo que estaba ocurriendo en el mundo era mucho más profundo e iba más allá del control de estas élites y de los que desde lo más oscuro las guiaban. Se trataba de evolución, de cambio de conciencia, de que la verdad afloraba sin piedad desde cualquier parte. Una verdad que ahogaba el espejismo y descorría el velo de lo que no queríamos ver.


Internet seguramente fue creada con intenciones dudosas, pero nos conectó a todos entre sí, dándonos las claves de lo que podría llegar a ser una humanidad de conciencia unida a nivel telepático.


Así, a pesar de los intentos de manipulación masiva y desinformación de los señores de la oscuridad, también los que tenían algo que contar pudieron hacerlo sin censura.


Gente cualificada y honesta que sabía de lo que hablaba exponía sus teorías y descubrimientos con la única intención de informar. Era su oportunidad. La verdad comenzó a circular. A salir a la luz.


Periodistas valientes, científicos de todos los ámbitos con un grado de conciencia, médicos que todavía recordaban lo que era el juramento hipocrático, astronautas que ya tenían poco que perder, religiosos que amaban a Dios por encima de cualquier religión, ex agentes arrepentidos, investigadores honestos… y gente de todo el mundo que fue despertando de la MATRIZ que nos mantenía atrapados, contaban lo que sabían mientras otros ataban cabos.


Muchos fueron apartados de los círculos oficiales o despedidos de sus trabajos por hacerlo. Otros incluso murieron en circunstancias extrañas. Lo hicieron por ti, por mí, por toda la humanidad y más allá de eso, por ellos mismos, por volver a sentirse parte del pulso silencioso que nos une al Absoluto.


Cada vez fueron más los que despertaron porque se trataba de un cambio vibracional a nivel galáctico que nadie podía parar. Los amos del viejo mundo que se retorcía ante el brillo del nuevo sol no pudieron hacer nada para evitarlo.


El intento de inyectar a la fuerza vacunas intoxicadas tras aterrorizar a la población con los virus que ellos mismos habían creado, de generar miedo e inseguridad a partir de terrorismos, cambios climáticos y desastres naturales prefabricados o incluso de una amenaza de cataclismo apocalíptico, guerra mundial o invasión extraterrestre para acabar implantando un microchip en nuestro cuerpo no tuvieron poder sobre la fuerza que se estaba moviendo en estos momentos. La humanidad entera dejó de tener miedo. Ese fue el principio del fin. Incluso algunos de los manipuladores y muchos de sus hijos descubrieron que tenían luz en el corazón y empezaron a despertar también.


El planeta entero se movía ahora hacia planos superiores de vibración donde la oscuridad no podía existir. El juego había terminado. Lejos quedaba ya todo lo que nos hicieron. No tenía sentido juzgar a nadie ni a nada. El mal se desvanecía porque era solo una sombra de nuestra propia negación, de nuestra falta de luz.


Nuestra atención empezó a centrarse en brillar y crear desde la libertad y el amor, el nuevo mundo que emergía desde nuestra conciencia infinita, desde nuestra mente creadora. La humanidad recuperó su poder. La conexión con el Absoluto quedó así restablecida.


EL NUEVO MUNDO


Éramos al fin soberanos, y usábamos nuestro poder interior con el corazón abierto, desde el que dejamos de creer en todo o en nada, para pasar a saber y a sentir. Estábamos unidos y actuábamos desde esa unión, pero éramos a la vez conscientes de que en nuestra diversidad residía la riqueza que nos retroalimentaba a todos. Ya no éramos esclavos inconscientes, marionetas a las que manipular. Ya no necesitábamos banderas o distintivos. Ya no se nos podía engañar.


El viejo mundo había caído con todas sus máscaras. Sus señores se deshacían ante lo insoportable que les resultaba moverse desde las dimensiones superiores hacia las que estábamos ascendiendo. La humanidad y la creación en toda su amplitud lo habían logrado. Era una gesta que se recordaría por toda la eternidad en todos los mundos y galaxias. Éramos la admiración de todo el universo consciente.


Había llegado la hora. Todos estaban despertando del encantamiento del sueño y sentían su latido unido al de la fuerza del Absoluto, desde donde se volvían más y más conscientes a medida que pasaban los días, hasta que el reloj dejó de guiar nuestros pasos y descubrimos que el Tiempo… es Arte.


Por todo el planeta la gente dejaba de colaborar con lo que no vibraba con el amor más puro y no fue necesaria lucha alguna. Todos querían obrar de acuerdo a su nuevo estado de conciencia y solo participaban en lo que era justo y noble, creando tal presión ante los gobiernos que quedó demostrado que el poder estaba en la gente. Eso hizo cada vez mayor el número de causas apoyadas desde la paz y la no colaboración con el poder obscuro. Causas limpias de manipulación que nacían de la creatividad y espontaneidad de todos los que estaban despiertos.


Aparecieron genios brillantes que regalaban teorías que lo unificaban todo y nos demostraban a partir de la ciencia, las verdades espirituales más esenciales.


Los que aún creían que podían seguir manipulando a la humanidad, lanzaron los ejércitos y crearon confusión entre los bandos con la intención de generar batalla. Incluso usaron toda su tecnología oculta y falsos profetas para confundirnos. Pero la humanidad estaba aprendiendo a escuchar el corazón. Por eso los soldados se negaron a pelear, y los que luchaban por una causa dejaron de hacerlo porque entendían al otro bando, con lo que los bandos acabaron desaparecieron y todos aprendieron a compartir


Se terminó la injusticia y Hombres y Mujeres de Conocimiento barrieron a políticos, reyes y emperadores. Las religiones se desplomaron y emergió una única religión, la del corazón, que incluía toda la verdad sin división o exclusión, sin normas ni control. No era necesario. Todos estaban conscientes y recordaban desde dentro. Ya no tenía sentido luchar porque el miedo había desaparecido. Había espacio para todos…y conciencia para desarrollarse de una nueva manera.


Los científicos observaron sorprendidos como el ADN se reestructuraba y regeneraba de forma instantánea, mientras los cuerpos energéticos se hacían visibles a nuestra nueva percepción desde donde todo era más amplio y bello.


De repente, todos podían recordar la historia del universo desde su nuevo estado de conexión, podían volver a ver la luz de la energía de las cosas. Podían entender desde todos los puntos y aprendieron a superar las limitaciones de la mente y el ego.


Se liberaron las tecnologías no contaminantes que habían sido ocultadas y se empezó a construir una nueva sociedad en comunión con la naturaleza y los demás seres del planeta. Una sociedad de hombres y mujeres de conciencia, una sociedad libre y responsable, limpia y sincera de acuerdo a nuestro nuevo estado de conexión con todo y con todos, donde se fusionó tecnología con ecología desarrollando un mundo confortable y avanzado en perfecta armonía con nuestra madre Tierra y nuestros hermanos de las demás especies. Un paraíso acorde a nuestro respeto por todo y por todos.


Fuimos asesorados entonces por seres de dimensiones superiores procedentes del espacio exterior y del centro de nuestro planeta, que hasta entonces habían ayudado a nuestro despertar de forma oculta para respetar nuestro libre albedrío y no crearnos confusión y temor. Ahora se hicieron visibles, cuando al fin demostramos estar preparados para valorar su presencia y poder interactuar con ellos.


Todos aprendimos a trabajar con nuestros cuerpos de luz. Desapareció la enfermedad y el hambre. Primero dejamos de esclavizar y alimentarnos de las otras especies, y un poco después aprendimos a nutrirnos de la energía del sol.


De forma natural y espontánea, la gente se agrupó en miles de pequeños núcleos o poblaciones integradas a la naturaleza a lo largo de todo el planeta mientras la tierra y las aguas se tragaban las viejas ciudades y todo aquello que no vibraba con la nueva conciencia. Las nuevas poblaciones se desarrollaron desde la armonía y la convivencia con el resto de poblaciones del planeta a través de una conexión planetaria a nivel telepática y energética desde la que todos se enriquecían del desarrollo individual de cada ser humano y de la propuesta de vida de cada pequeño grupo o población.


Entendimos al fin, como nuestros pensamientos y sentimientos afectan a la materia y empezamos a obrar desde esa responsabilidad.
Todos aprendían formas elevadas de meditación, canto, música, artes, y el desarrollo de cualquier forma de creación consciente era algo cada vez más valorado e integrado a la vida social.


Se superó la barrera del idioma porque podíamos saber sin necesidad de hablar. Emitíamos cantos y bellos sonidos que trabajaban la vibración a nivel interior y exterior.


Se crearon escuelas donde acudían con gusto tanto adultos como niños, porque todos aprendían de todos a un tiempo y los niños nacían cada vez con mayor sabiduría. Allí se disfrutaba del conocimiento y la sociabilidad. Era algo divertido y agradable a lo que podíamos dedicar nuestra atención ya que nadie tenía preocupaciones. Ya no era necesario trabajar.


El ejercicio, las actividades en los huertos y la naturaleza o las funciones de servicio social eran voluntarias y cada uno escogía desarrollarse de la forma en que se sintiera más a gusto con sus inquietudes y dones.


Se empezó a admirar y valorar cualquier forma sincera de expresión y desarrollo individual porque éste enriquecía al colectivo. Desaparecieron las competiciones, las comparaciones y la competencia. El valor estaba intrínseco en la acción más allá del resultado. Nadie se sentía frustrado o incomprendido, solo o con la necesidad de demostrar nada a nadie. No era necesario mentir ni usar caretas. Nadie era juzgado y todos eran amados por sus verdaderos potenciales.


Se equilibró lo masculino con lo femenino logrando un perfecto balance que se tradujo en una sociedad justa y sana.


Se reconectó con la Tierra y el sol, se restablecieron rituales que nos armonizaban de nuevo con los ciclos naturales, desde donde libres de la esclavitud del paso del tiempo, la gente dejó de envejecer.


Éramos maestros. El conocimiento nacía de nosotros mismos. Descubrimos la importancia de la geometría sagrada, desde la que activamos nuestros merkabas. Descubrimos también la unión con todo y el amor más elevado y aprendimos a sintonizar con otras dimensiones y mundos superiores de los que aprender y mejorar.


Nada pudo detener la ascensión de la humanidad que no ha dejado de evolucionar desde entonces de forma sobresaliente.


Y aquí estamos hoy, hermanos, conmemorando todo aquello que ya ocurrió, y que nos ha llevado a las puertas de lo que hubiera parecido imposible en aquel entonces. Porque seguimos ascendiendo y reencontrándonos con nosotros mismos cada vez más. Porque ahora cuidamos de galaxias enteras y ayudamos a otros que permanecen en estados similares a los que nosotros vivimos como especie. Somos sus guías. Su luz.


Este es nuestro pasado. Un pasado que un día fue presente, un presente desde el que decidimos escribir nuestro propio futuro al fin, despiertos y conscientes. Porque el poder siempre estuvo en nosotros, en nuestros sueños, en nuestros pensamientos y en lo más profundo del corazón.


Para terminar esta crónica, lanzo estas palabras al universo sabiendo que todo mensaje es recibido en el momento preciso, más allá del tiempo y del espacio:


Humanos del planeta Tierra, la humanidad del futuro os damos las gracias desde la emoción, la luz y el amor de nuestros corazones. Sois los Maestros, héroes y ángeles encarnados en los que nos reflejamos cada día, a los que admiramos y veneramos por su grandeza y su valor. Lo que hicisteis ha escrito la historia de nuestra maestría como raza, y nos ha dado un mundo de conciencia y de paz donde la felicidad es nuestro tesoro más preciado.
Desde aquí, donde no existe más que la unión de todo lo que es…nuestras bendiciones a todos.


Berlín, febrero del 2010


Namasté




Primera parte



Segunda parte


No hay comentarios:

Publicar un comentario