Un Portal al Cielo


...en cada decisión que tomas estás eligiendo entre un resentimiento y un milagro... UCDM



21 dic 2010

FELIZ SOLSTICIO

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SOLSTICIO DE INVIERNO


Hoy a las 23:39 entramos en el solsticio de invierno en la mitad del planeta  y hace miles de años que la humanidad ha tenido controlado este momento, es la noche más larga del año es el día que hemos tenido menos horas de sol en el hemisferio norte. En todas las culturas de esta parte se ha celebrado y se celebra que a partir de hoy el sol entra de nuevo pasito a pasito a devolvernos su luz.


Hoy la Tierra celebra su fin de año natural y es cuando acostumbramos a hacer recuento de cómo ha ido, que hemos hecho con nuestros propósitos del año anterior, que se nos ha quedado en la chistera y qué nos proponemos para el año siguiente. Es como hacer balance. 

Con los años me propongo menos cosas y cumplo más, debe ser porque me propongo menos o las que me propongo son más realistas. Después viene la vida, arrasa un poco, y propósitos que no tenías ni idea, que no tenías en mente, que ni te habías planteado, pasan a ser prioritarios y básicos para tu crecimiento personal y tu paz interior. Esa es una de las cosas bonitas de vivir, a veces te crees que vas por un camino y una mañana te despiertas y resulta que parece otro y todo es más lúcido, más claro, más luminoso y diferente.


Los primeros años de mis Navidades no me enteraba mucho. Mis padres y mis hermanas cantaban canciones. Teníamos que subir a mi abuela sentada en una silla los cuatro pisos sin ascensor hasta mi casa y creo que esto era lo más emocionante (por raro) que vivía. Desde muy pequeña recitaba una poesía muy cortita encima de la silla: Jo soc petiteta així (y ponía la manita a la altura de mis rodillas), No conec a ningú en el món (mientras iba señalando que no con el dedo índice de la mano), Només al papa, la mama, les neules i els torrons (y los señalaba uno a uno). Traducción: Soy así de pequeñita – No conozco a nadie en el mundo – Solo a papa, a mama, los barquillos y el turrón. Despues del recital era costumbre pasar a recoger el aguinaldo. El belén, las canciones, la comida familiar, el nacimiento de Jesús, ese pobre al que mataron en una cruz y que dos mil años más tarde aun estaba vivo. ¿Quién podía entender eso?


No nos hacíamos regalos eso quedaba para los Reyes Magos. Con unos pocos años más, me incorporé al conjunto vocal y cantaba con ellos. Hasta hacía algún solo cantando estribillos de pastorcillo. En ésta época empecé a ir con la familia a la Misa del Gallo. Que frio llegamos a pasar esas noches, porque entonces no había calefacción en las iglesias. Luego venía el “resopón” y vuelta a casa, a las tantas, mil dentro del coche para volver, porque como éramos montañeros siempre se hacía en algún lugar bien alejado de casa sino no tenía gracia. Al día siguientes canciones a dúo con mi padre delante del belén tocando yo la zambomba, era tan divertido, pero tan incomprensible. ¿Quién celebra que ha nacido un ser, que era hijo de un Dios que nos vendían como vengativo, cruel y daba miedo?


Con la llegada de los sobrinos empezaron a cambiar las cosas y pasamos los regalos de Reyes a los de Navidad haciendo “cagar al tió”. Es una costumbre muy catalana que fuimos recuperando, no por el hecho de que sea catalana sino porque mi hermana decidió tener a sus hijos entretenidos en las vacaciones escolares con los juguetes a partir de Navidad y no solo dos días antes de la vuelta al cole si hacíamos los regalos por Reyes. En esta época casi que cada año éramos uno más y la casa se llenaba de jolgorio, gritos, alegría, buen humor, regalos y más regalos, niños y comida, mucha comida. Celebrábamos el espíritu navideño. ¿? Las calles se llenaban de luces de recordatorio y por la tarde lo típico era ir a ver las luces del centro de la ciudad dando un paseo.


Todo evoluciona y con el tiempo la Navidad en casa también fue cambiando. Primero faltaron los abuelos, luego mi hermana empezó a hacer la comida de Navidad en su casa, dejamos de cantar a coro, los regalos pasaron a ser más prácticos porque nos hacíamos todos mayores, los sobrinos empezaron a tener a sus hijos y finalmente pasamos el día de Navidad al día 1 de Enero que era el otro día de celebración familiar. Ahora casi que cada uno va a su bola, bueno sin el casi.


Descreída de la función de las religiones durante muchos años, para mí la Navidad era el trámite que teníamos que pasar de comer todos juntos, hacer jolgorio,
beber y decirme ufffffff… que estrés ver a la familia, que mal tener que aguantar esto o aquello de este o aquel, llegar a casa y tomarte los Alka-Seltzer de rigor para el resacón del beber y comer de más para olvidar ese día.


Este año para mí la Navidad tiene un nuevo sentido. Después de muchos años de sentirme fastidiada por tener que celebrar las cosas en días señalados ya que mi anarquismo pasaba por querer celebrar la Navidad en San Juan ¿Por qué no? Me decía. 

Estoy renovando mis votos quizá porque voy entendiendo que no solo se trata de encontrarte con tus allegados, comer, beber, comprar regalos y volver a casa medio grogui, sino que esta vez la vivo por dentro. De hecho la Navidad se inventó el 25 de Diciembre para "tapar" las celebraciones paganas del Solsticio de invierno. Hasta ni me creo que Jesús naciera el 25 de Diciembre. ;) Así que celebro el Solsticio de invierno. Si, ya lo se, pero me gusto así de rara.

Tengo la sensación de que este año el Solsticio de invierno de la Tierra coincide con el Solsticio de invierno de mi vida.


He pasado una primavera maravillosa que se convirtió en un verano cálido y divertido llegando a un otoño un tanto tormentoso pero sereno, y ahora mi propio solsticio de invierno de la vida me invita a sentir el camino de nuevo hacia la luz. Abre un sendero nuevo ante mí y me dice que la noche ya ha pasado y me invita a despertar al nuevo sentido de la vida en el Amor, me dice que todo ha tenido un sentido y un propósito, que todo lo hecho es para llegar donde debo llegar, que la noche oscura la dejé atrás y que lo único que importa es abrir el corazón y sentir ese nuevo aire que todo lo barre para poder entrar en la nueva era limpia, serena, libre, consciente y despierta.


Esto se nos recuerda en cada solsticio de invierno. Aunque la noche nos parezca oscura la luz siempre está ahí para devolvernos a la vida. Es un recordatorio muy amoroso. Celebremos el solsticio como renacimiento y recordatorio de lo que somos realmente en nuestro interior: pura Luz de Amor.


¡Feliz Solsticio en tu corazón! ¡Feliz Solsticio de tu Amor!


Namasté


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